Gálatas 2:21-3:5
“No desecho la gracia de Dios; pues si por la ley fuese la justicia, entonces por demás murió Cristo. !Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?”
¿Qué está sucediendo en este pasaje? Porque, no sé si ustedes anotaron, pero Pablo usa palabras fuertes para hablar con la iglesia en Galacia. Porque Pablo mismo predicó el evangelio en Galacia, y estuvo muy decepcionado cuando se dio cuenta de lo que había pasado.
Vinieron maestros falsos enseñándoles a los Gálatas un evangelio falso, y un controversia se levantó. Algunos cristianos judíos insistían en que los cristianos no judíos tenían que seguir las leyes judías y rituales para ser miembros verdaderos de la iglesia. Pablo vio a los Gálatas como personas que se volvieron a sus tradiciones legalistas anteriores.
Habían dos grupos heréticos en Galacia: los Judaizadores, quienes predicaban la circuncisión para los creyentes, y los gnósticos, quienes les convencían de la importancia de ganar el favor de Dios a través del conocimiento superior. Los dos son sustitutos heréticos para la suficiencia de fe en Cristo.
Los Gálatas luchaban con una pregunta básica: ¿Qué nos hace justificados ante Dios? ¿Cuál es nuestra reputación ante Él? Y por las malas enseñanzas, las contestaban equivocadamente. Ellos creían, “Somos justificados ante Dios por lo que Jesús hizo por nosotros, más lo que hacemos por él, bajo la ley de Moisés.”
Pero Pablo, quien empezó la iglesia allá, les escribió para advertir en contra de la mezcla del legalismo y rituales religiosas y el evangelio de Dios de gracia. Les dijo que no pueden ser salvados a través de guardar leyes ni rituales, sino encontramos la salvación solamente en Jesucristo.
En realidad, Pablo estaba asombrado que los Gálatas no veían las consecuencias de su experiencia con el Espíritu. El está tan serio que usa palabras bien fuertes. Se puede traducir sus palabras a los Gálatas, “Ustedes idiotas de Galacia.” Para él, era obvio que la salvación proviniera de fe, y cualquier cosa más era ridícula. Una persona es dada el Espíritu Santo con la base de la fe, sin merecer este regalo, por eso el Cristianismo es basado en la fe, y no hay lugar de las obras en lo que se refiere a la salvación.
Después, Pablo comentará que los cristianos deberían portarse como respuesta del amor y sacrificio de Cristo, pero acá lo hace claro que la salvación está en la fundación de la fe en lo que Cristo ha hecho. Nuestra meta no puede ser alcanzada por el esfuerzo humano, y por eso murió Cristo en la cruz. Cualquier obra que tenía que ser hecho, él la hizo en la cruz, y eso es nuestra fundación.
También Pablo veía con los Gálatas una tendencia de creer que le podían obligar a Dios darles lo que querían por obedecerlo. Pero Pablo nos dice que el Espíritu no es dado porque trabajamos por su favor. No merecemos sus regalos preciosos. Esto es lo que significa la gracia de Dios.
Ya hemos escuchado la situación histórica y la predicación de Pablo, y hay que preguntar, “¿Cuáles son la implicaciones para nosotros actualmente?”
Este pasaje muestra una de las diferencias fundamentales entre el principio de ley y el principio de gracia. A bajo de la ley, estamos bendecidos y crecemos espiritualmente por medio de merecer y ganar. Pero a bajo de la gracia, estamos bendecidos y crecemos espiritualmente por medio de creer y recibir. Dios trata con usted a bajo del pacto de gracia; ¿está tratando de tratar con Dios por medio del principio de la ley? ¿Cree que Dios le quiere bendecir? ¿Cómo? ¿Por las obras de la ley o por la fe?
Dice el versículo 13, “Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición.” Cristo nos rescató de la maldición de la ley, pero somos tan rápidos de cambiar nuestra bendición por la maldición de nuevo, y por tanto, anulamos el sacrificio de Jesús en la cruz. Queremos cambiar el regalo gratis por nuestro propio esfuerzo humano, pero nunca podemos alcanzar la salvación por esta manera.
Realmente, nunca podemos ser salvos solamente por obedecer la ley. ¿Pero significa que podemos pecar sin consecuencia? ¿Qué dice Pablo en Romanos 6:1-2? “¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él?”
No. Empezamos una nueva vida en el Espíritu. Y podemos realmente disfrutar a Dios. Un teólogo dijo, “La libertad cristiana es la libertad de volverte todo lo que puedes en Cristo Jesús; no es una licencia para hacer cualquier cosa que te gusta…Cristo no nos liberó para ser nuestros propios; nos liberó para ser de él y solamente suyo.”
En el verso uno, dice, “!Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado?” La palabra fascinar puede ser traducida como, “embrujar,” “hechizar,” o “poner el ojo malo.” Los griegos antiguos estaban acostumbrados a y tenían miedo de la idea de que un hechizo podía ser lanzado sobre ellos por un ojo malo.
Creían que el ojo malo funcionaba como una serpiente podía hipnotizar a su presa con sus ojos. Cuando el victima miró al ojo malo, podía ser embrujado. Por lo tanto, la manara para evitar el ojo malo era simplemente no mirarlo. Por eso, con esta metáfora, Pablo estaba animándoles para siempre y firmemente guardarse los ojos en Jesucristo.
¡Pero cuan fácilmente puede ser la iglesia embrujada hoy! Durante los siglos, muchos errores surgen, y nosotros los podemos ver usualmente, pero muchos están ciegos a los errores de hoy. Estamos asombrados con Pablo: ¿Quién les ha hechizado para que no obedezcan la verdad? Aun los grandes hombres y mujeres de Dios luchan con esto.
¿Qué tenemos que hacer para curarnos de nuestras maldiciones? Bueno, ¿cómo empieza Pablo en este pasaje? , “a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado.” Les hace recordar a Cristo en la cruz. Y tenemos que volver a la cruz, y acordarnos del sacrificio de Jesús y la gracia que lo puso allá. Nada más nos puede cambiar las vidas, y liberarnos del esclavitud y de las maldiciones.
Dice Gálatas 2:21, “Si la justicia se obtuviera mediante la ley, Cristo habría muerto en vano.” Si fuera por la ley que somos justificados, Cristo murió en vano. Por gusto. Por las puras. Como dice otra versión, “Si el derecho de estar con Dios depende de la forma en que a la altura de la ley, entonces el sacrificio del Rey Libertador en la cruz fue el más trágico de residuos en toda la historia!” Hay que volver a la cruz.